Hoy queremos felicitar el año 2011 a todos nuestros lectores e invitarles a que tomen una de las especialidades madrileñas de estas fechas. En Madrid es habitual que, tras la larga noche de Fin de Año, se reciba al nuevo día tomando una taza de chocolate bien caliente acompañado de unos churros o unas porras.
No se conoce muy bien el origen de estos ricos y sabrosos alimentos, pero se suele situar a principios del S. XIX. El secreto para obtener una buena masa es mezclar en riguroso orden sus ingredientes: harina de trigo, sal y agua caliente. El paso final es freirlos en aceite bien caliente hasta dejarlos doraditos y después dejarlos escurrir.
Son muchas las churrerías con solera que permanecen en Madrid. Algunos ejemplos son la “Sanz” en la Calle Cervantes, “La Maja” en Luisa Fernanda, “Santa Teresa” en la calle del mismo nombre, “La Encarnista” en Meléndez Valdés, “Mingoarranaz” en Felipe II, etc.
Pero si hay una chocolatería tradicional en Madrid y que es raro que no esté llena hasta los topes en estas fechas ésa es San Ginés, situada en el pasaje del mismo nombre. Abrió en 1894 en el local de un antiguo mesón y desde entonces lleva más de un siglo de historia dedicándose a servir chocolates exquisitos.
Es el establecimiento que más horas abre al día, en total veintidós y media. Se estima que diariamente se sirvan en San Ginés un millar de tazas de chocolates con churros. Su clientela es de toda condición, se juntan los madrugadores que antes de trabajar no renuncian a sus delicias con los noctámbulos que acaban allí el día.
a través de Historia de Madrid
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