Esther Vivas
“Feliz Navidad, feliz Navidad, feliz Navidad, próspero año y felicidad” dice la canción. Y yo me pregunto, ¿feliz Navidad? ¿Seguro?
Me resulta difícil imaginar unas felices fiestas para los casi seis millones de parados, para esas 532 familias que son desahuciadas diariamente, para los doces millones de personas que viven en situación de pobreza, para los cuatro millones que no pueden pagar ni la luz ni la electricidad. ¿Próspero año nuevo cuándo cuatro de cada diez parados no reciben ningún tipo de ayuda económica? ¿Cuándo se calcula que más de un millón de personas no tienen qué comer o tres millones viven en la calle?
Pero, ¡es Navidad! Olviden su presente: “Aquí está la navidad, pon tus sueños a jugar“. Y si no murieron de miedo tras ver el anuncio, qué mejor que comprar un boleto de la Lotería Nacional e invertir su dinero, aunque sea poco, en el juego. Millones de euros en premios. ¿Qué haría usted si le tocara el Gordo? Sueñe, aunque la probabilidad de que eso pase sea la de una entre cien mil. Y si no le tocó, tiene otra oportunidad con la Lotería del Niño o espere al año que viene y juegue de nuevo.
Nos cuentan que la Navidad es amor, compartir, afecto, dicha, reencuentro. Es ese hijo que “vuelve a casa vuelve por Navidad“, si puede, como los turrones. O ese otro que aparece por sorpresa tras la puerta, extrañando el olor a café, “el aroma que nos une“. Como dice el anuncio: “Desde que empezó la crisis, más de un millón de jóvenes han tenido que abandonar el país”. Lo afirma la misma multinacional, que como muchas otras, precariza el empleo, nos deja sin trabajo, pero que ofrece a sus clientes coleccionar tickets de compra y entrar en un sorteo de 600 vuelos para “reencontrarte con tus seres queridos”, forzados a emigrar, para que vuelvan a casa porque es… Navidad.
Y como son fiestas nos tenemos que sentir orgullosos de este país. Olvidemos la crisis. “Hazte extranjero nos dicen“, los que ya nos tienen acostumbrados cada año para estas fechas a apelar a nuestro corazón. Si el año pasado fue “El currículum de todos” el que, de la mano de Fofito, llamaba al “orgullo nacional” con los logros de la patria (desde los premios Nobel, a los ganadores de los Óscar hasta los Iaioflautas y la lucha antidesahucios -que el marketing no olvida a nadie) y el anterior apelaba a “Que los malos tiempos no nos quiten la sonrisa“, con los supuestos grandes de la comedia española reunidos ante la tumba de Miguel Gila, ahora llega el turno a la “marca España”. Crisis, ¿qué crisis? ¿Qué en el Estado español sea donde hay mayor desigualdad de toda la eurozona? ¿Que aquí los ricos ganen siete veces más que los pobres? ¿Qué una de cada cinco personas viva por debajo del umbral de la pobreza? No importa, como dice el anuncio, “que nada ni nadie nos quite nuestra manera de disfrutar de la vida”. Venga, ¡a estar contentos de que nos roben, desahucien, dejen sin empleo y sin ahorros! Spain is different.
Disfruten de las fiestas, si pueden. Es Navidad.