Río de Janeiro, Sao Paulo o Brasilia fueron algunas de las primeras ciudades de Brasil en festejar la llegada del 2014 en medio de fuegos artificiales y, por supuesto, a ritmo de samba.
Según manda la tradición, una multitud de brasileños vestidos de blanco acudió el último día del año a las playas de la ciudad para arrojar flores al mar y saltar las siete olas en honor al 'orishá', divinidad de los mares en las religiones de origen africano.
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